Una de las ciudades más calurosas de España se ha convertido en la primera del mundo en poner »nombre» a las olas de calor, al igual que las tormentas y los huracanes, y en »clasificarlas» como »desastres naturales»».
Como país con veranos calurosos, España sabe cómo lidiar con las olas de calor: quédese adentro cuando los rayos ultravioleta son más fuertes, o afuera bajo una sombrilla; utilice cualquier masa de agua grande (mar, piscina, «playa fluvial») para mantenerse fresco; use un sombrero o lleve un paraguas; coma poco pero mantenga altos los niveles de azúcar y sal cuando sude; protector solar en todo momento; y nunca, nunca salgas de casa sin una botella de agua.
Las provincias sin litoral de Andalucía –Sevilla, Córdoba y Jaén– son donde las temperaturas suelen ser más altas en verano; No es raro que un día »normal» de julio ver termómetros a la sombra rompiendo la barrera de los 40ºC y, de hecho, Córdoba incluso planeó nombrar una calle en honor al hombre que inventó el aire acondicionado en homenaje a »una persona que ha potencialmente salvado vidas» en estas tierras.
Pero las olas de calor en otras partes del mundo pueden ser mucho más graves y potencialmente mortales; a la inversa, también lo puede hacer una ola de calor en un país típicamente más frío, ya que la infraestructura y los hábitos humanos no están en su lugar y los habitantes no están aclimatados.
Se espera que el cambio climático traiga más olas de calor, más largas e intensas, así como episodios climáticos anormales cada vez más dañinos y heladas mucho más frías y mortales, por lo que los científicos ahora se están enfocando tanto en los niveles extremos de mercurio y su impacto en sociedad como siempre lo han hecho en tornados, huracanes y tormentas tropicales, entre otros desastres naturales potencialmente aterradores.
Liderado por el Centro de Resiliencia de la Fundación Adrienn Arsht-Rockefeller del Atlantic Council, recientemente se celebró en Sevilla una importante conferencia en la que los principales investigadores buscaban implementar medidas para proteger a la población de las olas de calor.
Al igual que los otros fenómenos meteorológicos catastróficos, la estrategia del equipo incluirá clasificar las olas de calor de acuerdo con su impacto potencial en la salud y seguridad humana. Esto es parte de un nuevo sistema, que entrará en vigencia el próximo año, que actuará como un mecanismo de respuesta global para desastres naturales y que incluirá las olas de calor en esa definición.
De la misma manera que el sistema prepararía a las autoridades y sociedades que están a punto de ser golpeadas por un huracán, ahora buscará prepararlas para cómo sobrevivir a una ola de calor. De esta manera, se puede lanzar información pública y advertencias y establecer las estructuras adecuadas.