Por ahí habrá algún purista que se sienta ofendido, y piense que la afirmación del título, en caso de ser verdad, se podría aplicar a cualquier ciudadano del mundo, y no solamente a los andaluces. Bueno, no dudo de que sea así, pero no hay quien niegue tampoco que estos últimos, además, les encanta hacer alarde de ello. Por eso, aunque a Andalucía los avances tecnológicos como la fibra de internet y la tele por cable llegara un poco más tarde, no es de extrañar que sea uno de los territorios donde el porno gratis sea uno de los productos de ocio más consumidos.
No conozco a ningún tío de mi generación (me centraré por ahora en la población masculina) que no conozca un montón de webs porno donde ver todo el sexo online que se les ocurra. Internet y estas webs para adultos cambiaron la forma en la que muchos jóvenes pudieron acceder a material pornográfico, ¡y de qué forma! Al principio fue todo un atracón, a pesar de que en la comunidad autónoma no teníamos lo último en tecnología, como ya digo; pero nos apañábamos bastante bien. Luego empezó a calmarse ese ansia por apropiarse de todo lo que os regalaban, pero la costumbre ya estaba hecha. Y los que vinieron tras nosotros no han sido tan diferentes, aunque se lo hayan tomado con más calma: el resultado, es que varias generaciones de andaluces (y ya también de andaluzas) consumen porno online de manera habitual, y algunos desde luego tiene algo más que un enganche sano a él.
Por eso, una noche de porno premium al servicio de la ciudadanía andaluza no parecía que fuera a ser una cosa que tuviera un éxito excesivo, ¿o no? Sin embargo, cuando el portal de un gigante de la pornografía en línea tuvo la idea de hacer publicidad de su variedad premium proporcionando un cierto período de tiempo gratuito para que se lo conociera, pasó algo inaudito: hubo un montón de registros nuevos, deseando probar las excelencias de este servicio, sobre todo de la región de Andalucía. O quizá no era tan impensable, si tenemos en cuenta que muchos esperaban que aquello fuera la primera liga del proveedor de porno principal del mercado. Y desde luego, no olvidemos uno de sus principales atractivos, que era gratuito aun de forma temporal.
Y también, como era de esperar, pasados unos días, ninguno de ellos pareció querer conseguirse una suscripción a ese servicio premium, que seguía premium pero ya no era gratuito. Y todos los suscriptores andaluces que habían ido corriendo a compartir datos con la web porno, borraron sus datos y volvieron a lo seguro: el porno gratis de toda la vida (al menos, de las últimas décadas de nuestras vidas). Las excusas más comunes no podían dejar de ser, eso, comunes: «es de pago», «estamos en crisis», «no me llega el sueldo», «no voy a pagar por algo puedo encontrar gratis»… Sin embargo, hubo algunas voces interesantes, a las que se les escuchó decir: «no hay diferencia entre el servicio premium y el contenido gratis». Una razón inteligente esta última, y que de haber sido mayoritaria y haber sonado más que las anteriores, debería haber hecho pensar a las webs porno que ofrecen este servicio, sobre todo al gigante en cuestión.
Sin embargo, volvemos a lo mismo que aseguré al principio: la gran mayoría de los andaluces se pirran por lo gratis, en ocasiones casi que no importa lo que sea. Tanto es así, que ni nos molestamos en mirar las opciones que se basan en un intercambio de pasta, merezca o no la pena… aunque en ocasiones, al parecer, no nos falta razón.